sábado, 25 de julio de 2009

Mientras dormías, otros volaban...


El jueves fui a una entrevista de trabajo (no veo la hora de ejercer el periodismo con todas las letras), y fui sometida a una serie de test de aptitudes, de matemáticas y cultura general, también tuve que redactar sobre la situación social, política y económica del país. Excelente desafío.
Se acerca la secretaria y me dice: Mirá, ya es la hora de salida, y el jefe quiere entrevistarte, no tenés problema? Le digo: no, está bien (y dejo de redactar). Entra el dueño de la empresa, un señor bastante mayor, de apariencia agradable e inteligente, me imaginaba a un abuelo muy juguetón con los nietos, y muy bueno con sus hijos.
Jefe: Hola, disculpame que te moleste, pero me gustaría hacerte algunas preguntas antes de retirarme, porque ya son las 6 y todos ya nos vamos a nuestras casas. Mucho gusto.
Anita: Igualmente señor (Con una sonrisa de niña buena de oreja a oreja)
Jefe: (Leía punto por punto mi pobre currículum) Acá veo que hacés teatro, me parece interesante, pero es una prioridad para vos, o tu carrer es más importante?
Anita: Para mi el teatro es un hobbie que implica responsabilidad, pero como estoy en último año debo priorizar mis estudios, porque mi carrera es la que me apasiona.
Jefe: Está bien, debo tener en cuanta cuales son tus prioridades, y estás casada o tenés planes de casarte, disculpame que te pregunte estas cosas tan personales, pero necesito saber porque ya tuve experiencias con… (lo único que se me pasaba por la cabeza era : viejo calentón de mierd…) y tenían cargos importantes pero resultaba que estaban a punto de casarse y sus responsabilidades laborales pasaban a un segundo lugar y venían al trabajo para consultar con sus compañeras el modelo del vestido (Ah!!! Tiene razón… y la imagen del abuelito tierno volvía a su lugar).
Anita: No, no me voy a casar todavía, no está en mis planes, primero lo primero, el título y el trabajo.
Jefe: Muy bien, y te gusta leer?
Anita: Me encanta, leo desde muy chiquita (aunque ahora sólo me paso leyendo titulares de influenza A, y peleas estúpidas en el congreso, y el abuelito me caía mucho mejor y decía: que envidia tener un jefe que ama la lectura y que conoce mucho, que le importe la cultura de sus empleados, no como en el hospital en el que trabajo en la que desayuno opiniones absolutamente mediocres por parte de sus funcionarios).
Jefe: Y en dónde estudiás?
Anita: en Filosofía UNA, ahí estoy terminando la carrera.
Jefe: Ah… entonces son ustedes los que estuvieron manifestándose en contra de Montanaro (Sabino Augusto Montanaro fue el responsable moral de tantas desapariciones y torturas en la época de la Dictadura de Stroessner)
Anita: No sólo de mi facultad señor, también varias personas que fueron víctimas.
Jefe: A mi me parece injusto lo que hicieron estos jóvenes porque Montanaro era un hombre muy inteligente en su época, además, el era joven y debía trabajar, tenía que hacer las cosas… (Quéee!!! No puedo creer lo que estoy escuchando, Montanaro es un asesino, y no como un peajero que te acuchilla en la vía pública por una mísera suma de dinero, si no un maldito genocida, un torturador, un violador de derechos humanos, un “hacedor de huérfanos”, conozco cientos de personas que no saben del paradero de sus familiares, de sus abuelos, de sus padres, hermanos, hijos, y precisamente hoy en los titulares demuestran que eso no fue una leyenda urbana, esas tumbas en las que se encontraron esos huesos que gritan la desesperación que vivieron no es mentira, no es un teatro, no es un invento! Recuerdo cuando una compañera de trabajo, de derecha conservadora gritaba en la oficina cuando comparaba lo que sería el gobierno de Lugo con la Dictadura de Stroessner: Antes era todo tranquilo, no habían estos crímenes, vos podías dormir con las ventanas y puertas abiertas, y nadie entraba a robar a tu casa. Y otra compañera le dice: mientras vos dormías tranquila en tu casa, a otros se los lanzaban de las avionetas, como a mi tío, que nunca supimos dónde fue exactamente, vos decía eso porque ningún cadáver cayó sobre el techo de tu casa.)
Anita: La verdad que yo no comparto esa opinión ( y por dentro me ardía la rabia y la impotencia de no poder saltar sobre su cuerpo y arrancarle los ojos).
Fin de la entrevista.
Los crímenes que ocurrieron en aquella época no fueron parte de una leyenda urbana como tantas veces lo publicó el diario “Patria”, de ideología fascista, en la que se burlaban asquerosamente de las personas que denunciaban las violaciones y torturas, con argumentos de “psicosis colectiva” e inventos comunistas.
Comparto la opinión de mi mejor amiga en la que dice: A esas personas que rinden tributo a la dictadura de Stroessner, les deseo las peores desgracias. Y yo también les deseo igual.