domingo, 2 de agosto de 2009

Monstruosa.

Tenía tanta hambre, entonces pensé que sería mejor cerrar los ojitos hasta llegar a la facultad.
Viajaba en el 37 C, y estabamos ingresando al centro de la capital, cuando un par de viejas "religiosas" comentaban del terrible acontecimiento del viernes en la un hombre cometió un triple homicidio en la ciudad de Puerto Falcón.
No pude evitar escuchar semejantes pelotudeces y largar de vez en cuando una risilla adormilada.
- Es que el señor estaba borracho, y el demonio entró "por su cerebro" y le habló para que le mate a su gente...
- Esas cosas pasan porque la gente no se va a la Iglesia, y después lloran a sus muertos.
- Ahora vamos a ver a todos esos indios que están en la plaza, vienen acá para tener más hijos, a su "cacique" ko le pagan 800 mil por día, y ni un peso no le da a su gente.
Nos estábamos acercando a la Plaza Uruguaya, famosa en estos tiempos por albergar a indígenas de distintas comunidades que se acercan a reclamar sus derechos robados desde la colonización.
- Esas criaturas lo que me dan pena porque pasan frío y hambre...
Por fin estábamos de acuerdo en algo.
- Ese cacique lo que es de feo, Dios mío!, horrible es ese indio!
Un bache hizo que me golpee contra la ventana, y me sirvió para despertar de la pesadilla de esa conversación.
Entonces doy la vuelta y comienzo y mirar fijamente a la señora a la cara.
- Qué te pasa nena?. me dice con su voz de vieja maniática.
- Nada especial, quería asegurarme de algo.
- De qué?, me conocés?
- No, por suerte no la conozco, sólo quería asegurarme de lo monstruosa que es usted por dentro, y por la capacidad de decir tantas incoherencias al mismo tiempo. Ese "Indio" que en realidad es un indígena que viene a la ciudad a reclamar sus derechos, tendrá el corazón más limpio y puro que el de usted, y eso, por ende, lo hace bello.
Y volví a mirar al frente, con la conciencia tranquila.
- Esta juventud de ahora que se mete en "conversación" ajena. Remató.
El monstruo se lleva adentro, y no se esconde bajo la cama, se oculta en el alma... pensé.

Prohibido Pisotear!

Estaba formando fila para retirar mi comprobante de cobro, formábamos dos filas, no largas, pero llenas de entusiasmo por cobrar por nuestra labor...
Estaba retirnado el mío, cuando una gigantesca mano se posa en hombo y me hace a un lado, como sii fuera una inmunda cucaracha que molesta con sus virus y bacterias contaminando todo a su paso...
- Se dice permiso... Le dije a la mal educada funcionaria.
No hubo respuesta a mi exigencia...
- Que seas vieja y gorda no te da derecho a pisotear a las más pequeñas! Levanté la voz mirando su voluptuoso cuerpo, que se retiraba balanceando las inmensas nalgas de chipas y empanadas.
Hubo una conexión de miradas láser por un segundo...
Retiré mi comprobante y fui feliz...