miércoles, 13 de marzo de 2013

Que se vuelva una costumbre


Primero mirá el videoy luego nos ponemos a divagar juntos.

Si ya viste el video te comento lo siguiente:

Esto es 100% real y doy fe de que las Redes Sociales ayudan y sobre todo si se trata de una causa noble. Ahora nos encontramos con cientos de pedidos de ayuda diarias... donantes de sangre, de un corazón, de medicamentos y comida para animales abandonados, de pedidos de firmas para protestar en contra de algo y repito: FUNCIONA.

Las personas tienen miedo de pedir ayuda, les da vergüenza... cuando en realidad se pierden la maravillosa oportunidad de sentirse queridos y más livianos, ya que con tanto amor y apoyo uno se siente mejor.

Lo viví una y cien veces, desde aquella primera vez en que pedí 10 donantes de sangre para mamá... aparecieron los 10 en una hora y a la mitad de ellos no los conocía, los leía en twitter.

Al año volví a recurrir a los seguidores para medicamentos, traslados, donaciones e incluso compañía durante las madrugadas eternas en el hospital... hasta organizaron varios eventos con tal de que la situación por la que mi familia atravesaba sea un poco mejor.

No tuvo el mejor final, porque mamá ya no está, pero les soy sincera, no me sentí más acompañada por el universo entero como en aquella ocasión y se siente bien pedir ayuda... porque te devuelve la esperanza en las personas y uno se convence de que no todo está perdido en el mundo.

Tampoco hay que cansarse de ayudar... y hacer que la cadena de favores sea infinita, dando cada uno lo mejor de uno mismo y que el ciclo nunca termine, al contrario... que se expanda y logremos cortar brechas como nos enseña Amanda, como lo viví en carne propia.

Situaciones como esta son posibles y son increíbles.

jueves, 7 de marzo de 2013

El Pozo II

Soy de las personas que buscan la felicidad y no dejan de buscarla porque precisamente cree en ella.

Me gusta salir de la rutina, tener buena compañía, disfrutar de una buena película, lograr una conversación interesante, sentirme bien conmigo misma, pero sobre todas las cosas... que mi entorno esté feliz.

Cuanto más felices todos a mi alrededor... mejor. Esto no significa que busco estar rodeada de personas superficiales que viven en una nube de ideales plásticos e inmediatos, si no busco personas que hagan bien las cosas tratando de hacer felices a los demás.

Ahora el tema es... qué pasa cuando entrás en un pozo en el que además de oscuro es profundo. Escuchás que afuera están todos tratando de ser felices y vos buscando ser feliz solo conseguís hundirte más, además de ensuciar con lodo a las personas que te intentan ayudar para sacarte y que puedas volver a respirar.

A veces la vida obliga a atravesar situaciones que uno mismo no comprende en el momento y tal vez logre hacerlo alguna vez, es lo ideal. Pero mientras uno está allí aferrándose a escalones ilusorios por momentos para no ahogarse pero termina metiéndose al lodo de nuevo.

Así como también uno nunca deja de sorprenderse la cantidad de personas egoístas, malas y perversas que puede encontrarse en el camino que lastimosamente tiene el poder de destruir sueños, porque solo busca cumplir el suyo.

Uno busca alejarse de ocasiones que podrían solo satisfacer al ego o poner el parche a la herida, convenciéndose de que la decisión tomada es la mejor de todas por más que no sea la mejor aparentemente. Resulta que la decisión que tomaste fue la peor aunque hayas hecho lo mejor para que eso no ocurra.

A veces esa decisión conlleva a vivir otras situaciones más, que en vez de ayudar causan más problemas y confusiones en la vida, no solo de quién lo atraviesa, si no de todo el entorno que uno comparte.

Actualmente mi vida es un completo desastre, mi cabeza un sótano lleno de telarañas y mi cuerpo una bomba a punto de explotar.

No sé lo que me espera, no sé cuál es mi lugar en el mundo, no sé por dónde empezar a limpiar este desorden.

Solo estoy segura de que las pruebas nunca acaban y de que es mucha tela la que tengo que cortar.

Voy a seguir buscando la felicidad. Aunque implique tocar fondo y empezar de cero.

Como decía la adaptación de Miguel Gómez en "Pinocho": Más atrás, más al fondo, siempre hay lugar.