jueves, 18 de diciembre de 2008

El vasito.

De nuevo respondí al llamado de auxilio del planeta, por supuesto, en un caluroso colectivo.

Como me encuentro de vacaciones, el viaje en colectivo se ha reducido a un mínimo de extrema necesidad para escapar de mi rutinario hogar, la necesidad se presentó con el llamado de mi jefa administrativa para acudir al trabajo para renovar mi contrato debía hacerlo en el día porque se debían presentar los papeles, la idea me pareció frustrante debido al intenso calor que abunda en mi querido país, y al exceso de vueltas que da el colectivo para llegar al destino. La ida se mostró incómoda, el asiento presentaba un molde inadaptable a mi estatura, 1, 55 cm., tome la posición que tome, algún hueso sufría la dureza del plástico. El paisaje se mostraba brillante en exceso por la ubicación del sol, que estaba chocho porque ninguna nube de morondanga se interpondría con su objetivo: calcinar a la población paraguaya.
Llegué sudorosa y desgastada a destino y cumplí con mi objetivo, firmar la renovación y prometerme portarme bien una vez más, un mes más sin salidas de entre semana, tempranito a la cama, y ningún exceso de fin de semana para rendir en un 90% (un poco más y ya estaría delirando en la utopía, ya que sufro de un problema no descubierto aún por médicos denominado: hipercaigüetismo agudo, no hay tratamiento para tal mal congénito) con mis actividades laborales.
A la salida, de nuevo en la parada, subo al colectivo (en la misma línea en que fui aplastada por un mastodonte hembra sudoroso meses atrás), me encontré con un compañero de sección y fuimos conversando la primera mitad del trayecto sobre su adolescente noviazgo y lo astuto que es para elegir regalos, pero esa es otra historia. El compañero llega a su destino y desciende, y me dije: “Que Dios se apiade de mi ser y que no suba aquella mujer” (la que me aplastó de un tropiezo).
Y no subió. Cuando estábamos atravesando el histórico y oloroso Mercado número 4, sube uno de esos muchachos que venden jugos de frutas naturales, y yo moría de sed.
- Jugo a miiiiiiil, a mil la jugooooo.
Y pienso: ni en pedo, el tipo habrá tocado un nido de ratas y luego habrá metido la mano en la jarra, mínimo tiene ántrax.
- Jugo a miiiiiiiiiil, a mil la jugoooooooo.
- Dame uno, el de naranja.
Y fue el jugo con ántrax más frío y delicioso del universo.

En eso, una señora compra el jugo, lo toma y ¡lo tira por la ventana!, deseé con todas mis fuerzas ser un colectivo “Transformer”, y aplastarla en mis entrañas de chatarra.
- ¡por qué tirás eso!
- ¿Qué dijiste?
- Qué por qué tira eso usted a la calle…
- Por que es basura, y acá adentro en el micro no hay basurero, vos ves un basurero acá adentro mamita?
- A simple vista no señora, tiene usted razón, pero su cartera, o bolso o lo que tenga usted en su regazo puede improvisar de basurero no?
- Y querés que se llene de jugo toda mi cartera?
- No… quiero que se baje del colectivo, camine hasta encontrar su vasito de morondanga, se tome las gotas que faltan y se lo guarde en la cartera hasta llegar a su casa y lo tire en un basurero de verdad, porque aunque no lo parezca Asunción no es un basurero, por más que la gente se esfuerce en ensuciarlo más.
- Y vos vas a meter tu vasito en tu cartera pikó para no ensuciar el Paraguay luego?
- Claro- y tomé con el característico sonido “ssssssssssuuuuuuup!” hasta la última molécula de naranja que quedaba en el vaso , y lo guardé intacto en mi cartera. Ve usted? Nadie se murió por un vasito en la cartera, pero personas como usted están incapacitadas para pensar de esta manera.
- Pero es un vaso, un vaso nomás en la calle, enseguida van a pasar los limpiadores y van a barrer todo.
- Enseguida? En dónde vivís? En Suiza? Claro que no (ahí si soy bastante pesimista), vivís en un país en el que se debe esperar la alineación de los astros para firmar un documento señora, en dónde el invierno es también verano, porque hasta la naturaleza sufre cambios pero nuestro país sigue atrasado a causa de la constante repetición de sus errores. Qué pensás? Que Lugo con su frase de Alianza para el Cambio hará que las basuras se junten en Cateura por si solas, porqué no multiplicás vasitos de plástico por mentalidades como la tuya por colectivos que pasan por esta calle en 24 horas eh?, gente como vos ensucia esta ciudad y este país, gente como vos cree en el cambio de 100 años de politiquería barata, troglodita y represiva en 100 días por Dios!.
- Espero que tus hijos estén bien alimentados a base de sal yodada y jugo de mango, porque el cambio lo veo sucio… por culpa de personas como usted.

Me acomodé en mi asiento, miré por la ventana dando un relajado y heróico suspiro y mi cartera hizo “crshhhhhhhhhhhh”.

4 comentarios:

Marta Mondrian dijo...

El sindrome de cansancio crónico se llama sindrome de Epstein-Barr...

Topo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Topo dijo...

Reaccionaste muy calmada Ana... a veces siento que las tormentas solares que me caen sobre le micro a esas horas de la tarde, la cachaca, el olor nauseabundo del mercado y el movimiento del micro van a desatar mi Sindrome de Tourette latente sobre los simios tropicales estos...

aldea de mierda...

gasvegas dijo...

why!?!?!?

-_- el otro dia me tocó vivir algo asi, pero con un tipo que iba tomando cervezas en lata, terminaba una y la tiraba por la ventana T_T grrrrrr
no le pude decir nada porque estaba borracho (él) :P

bue, nos vemos.