viernes, 2 de enero de 2009

Pozo.

Este lugar lo conocía de memoria, me había arrastrado en él tantas veces, paralizada, aterrorizada, desangrada. Y he vuelto una vez más a este pozo maldito como si formara parte de una necesidad vital. Me preguntaba mientras agonizaba: ¿Por qué?, ¿Por qué regreso siempre?, no podía respirar del llanto, el estómago lo tenía seco por la falta de alimento, y mi piel se pegaba a los huesos, ésta se desgarraba mientras rozaba los bordes de ladrillo.
No podía entender porqué no hacía nada para salvarme, como si mi instinto deseara escapar de mi cuerpo desesperadamente para salvar lo que quedara de él, y sentí la nada.
Y me ahogaba, y me ahogaba, y me ahogaba…
Sentía como el agua sucia ingresaba a mi cuerpo por mis orificios, y se esparcía en mis pulmones llenando los rincones, matando el aire. No intentaba volver a la superficie, para nada. Me desvanecía en el pozo más y más profundamente, llevándome a lo oscuro y a lo profundo, a lo silencioso y a lo eterno.
Desperté en tus brazos tibia y segura.

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